1.
Antecedentes: El México Prehispánico del siglo XVI
y la Conquista.
El México prehispánico del siglo XVI
El poblamiento humano de América se
remonta a unos 40 000 años antes de nuestra era. El del territorio que hoy
ocupa nuestro país, posiblemente a unos
12 000 años. Grupos nómadas de cazadores recolectores llegaron a esta
región provenientes del norte. Unos 5 000 años antes de nuestra era comenzó el
lento proceso de desarrollo de la agricultura y las aldeas permanentes,
surgiendo poco a poco el área de civilización denominada por Paul Kirchhoff
como Mesoamérica.
Mesoamérica
es una región geográfico-histórica que comprende a un conjunto de pueblos que
compartieron elementos culturales básicos, como el de ser sociedades
eminentemente agrícolas, el cultivo de la tríada alimenticia (maíz, frijol,
calabaza), la religión politeísta, el uso del 0, tuvieron dos calendarios y
algunos personajes o episodios míticos. Geográficamente sus límites abarcaban la mitad sur del actual territorio
mexicano: por la parte septentrional se extendía entre el norte del actual
estado de Sinaloa y el sur de Tamaulipas, por el sur incluía tanto la Península
de Yucatán como Guatemala y Honduras.
Los
principales elementos distintivos, que permiten agrupar a todos los pueblos
mesoamericanos son los siguientes:
a)
económicos: la agricultura como actividad
básica, el maíz, el frijol, la calabaza y el chile como base de la
alimentación, el uso de técnicas agrícolas como la roza, la milpa y la coa; el
desarrollo de algunas técnicas para la irrigación y construcción de caminos; el
comercio por trueque o con algunas formas rudimentarias de moneda como: el
cacao, plumas de ave y el cobre.
b)
sociales: la propiedad comunal (casi nunca
privada) de la tierra, la división en castas o grupos cerrados” y privilegiados
como los sacerdotes o guerreros, la obligación del pago de tributo por las castas dominadas a las
dominantes.
c)
políticos: la autoridad centrada en una élite
sacerdotal, administrativa o guerrera,
encabezada por un “déspota” o monarca con poderes teóricamente
ilimitados, al que frecuentemente se atribuía alguna relación especial y
exclusiva con la divinidad.
d)
ideológicos: conocimientos profundos en
herbolaria y “astronomía”, elaboración
de calendarios de utilidad tanto económica como religiosa; religiones
politeístas en las que se rendía culto preferentemente a las fuerzas naturales
de las que dependía la agricultura; algunas tradiciones religiosas como el
culto a un personaje mítico relacionado tanto con la sabiduría como con el
orden de los astros; llamado Quetzalcóatl
por los nahuas y Kukulkan por los mayas.
Cronológicamente
la historia mesoamericana se ha dividido por lo general de acuerdo a criterios
artísticos, los cuales sólo hasta cierto punto guardan relación con el
desarrollo económico-social. La periodización tradicional es la siguiente:
Periodo
|
Fechas
aproximadas
|
Culturas
principales
|
Preclásico
|
1200 antes
de nuestra era (ane) - 200 ane
|
Olmecas
|
Clásico
|
200 ane - 900 de nuestra era (ne)
|
Teotihuacanos,
mayas, zapotecas, xochicalcas y
totonacas.
|
Postclásico
|
900 de ne - 1600 de ne
|
Toltecas,
cholultecas, mixtecas y mexicas
|
En el
mapa 1 se presenta la distribución territorial de los principales pueblos del
México antiguo al momento de la llegada
de las expediciones españolas.
Mapa 1
El
siglo de la conquista
Los viajes
europeos de exploración y conquista al continente americano se iniciaron a
finales del siglo XV, debido a tres motivaciones fundamentales:
a)
la necesidad de
abrir nuevas rutas de comercio entre Europa y Asia (las llamadas, por los
europeos, “Indias”), dado que la ruta
acostumbrada a través del Medio Oriente había sido cortada a los cristianos por
los turcos;
b)
la avidez de
los europeos por los metales preciosos, que ya les resultaban indispensables
para la expansión del comercio;
c)
la creencia que
tenían los españoles de ser un pueblo señalado por Dios para defender
y propagar la fe cristiana entre los pueblos que no la conocían o no la
profesaban.
El marino genovés Cristóbal Colón, basándose
en la certeza de la esfericidad de la Tierra, compartida por la generalidad de
los sabios de su época, proyectó un viaje marítimo que, dirigiéndose siempre
hacia el oeste de Europa, pudiera alcanzar el extremo este de Asia. Consiguió
el patrocinio de los reyes de España e
inició una serie de cuatro viajes por las costas de lo que él creyó que eran
China y Japón. Arribó a ellas, por primera vez en el año de 1492. Después de 14
años y de varias exploraciones por otros marinos, principalmente Américo
Vespucio, los europeos se dieron cuenta de que habían arribado a un continente
que hasta entonces desconocían por completo.
Dado el escaso éxito económico del primer
viaje de Colón, la Corona Española, que hubo de compartir la posesión del Nuevo
Mundo con Portugal por la mediación del Papa, otorgó en adelante sólo el
respaldo jurídico político a las exploraciones conducidas y pagadas por los particulares.
Los aventureros españoles venían a América con la esperanza de hallar gloria y
poder personal, riquezas en tierras o en metálico, y el cumplimiento de la
misión religiosa mencionada anteriormente
El territorio de lo que hoy es México fue
alcanzado por los españoles a partir de 1517. En 1519 Hernán Cortés arribó a
las costas del Golfo de México y fundó la Villa Rica de la Vera Cruz. Este
ayuntamiento desconoció la autoridad del
gobernador español Diego de Velázquez en Cuba y se colocó bajo la obediencia directa del rey
Carlos I de España.
Cortés contaba apenas con unos 500 hombres,
frente a una población indígena mesoamericana que hoy se calcula en alrededor
de seis millones, pero esa inferioridad numérica se vio compensada por la
superioridad táctica y técnica en la guerra, por la ayuda de algunos
intérpretes conocedores de la mentalidad indígena como la célebre Malintzin o Doña Marina. La mayoría de
los pueblos indígenas detestaban la dominación impuesta por los mexicas de
Tenochtitlán, y carecían de unidad política.
La conquista del territorio mexicano duró
prácticamente todo el siglo XVI, y pueden distinguirse en ella tres grandes
etapas:
1ª.: 1519
- 1521: la del centro de México, dirigida por Cortés derrotando a los mexicas. Ver
mapa 2.
Mapa 2
2ª.: 1521
- 1550: la del Occidente y del Sur, incluyendo la Península de Yucatán, contra
pueblos sedentarios que ofrecieron cierta resistencia.
3ª.: 1550
- 1600: la de la zona Norte, Aridamérica,
muy difícil y tardada tanto por el terreno desértico o semidesértico como por
la fuerte resistencia de belicosos pueblos nómadas, llamados en conjunto “chichimecas”. Ver mapa 3
Mapa 3
2.
Estructura política de la Colonia.
Por
disposición del rey español se fundó, en diciembre de 1527, un gobierno
colegiado o Audiencia, formada por un presidente y cuatro oidores. El primer
presidente fue Nuño de Guzmán, y los primeros oidores Alonso de Parada,
Francisco Maldonado, Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo. A esta primera
Audiencia se le acusó de diversos abusos y arbitrariedades, por lo que sólo
funcionó hasta 1530.
La segunda, integrada por Juan de Salmerón,
Francisco Ceynos, Vasco de Quiroga, Alonso Maldonado y presidida por Sebastián
Ramírez de Fuenleal, funcionó de 1530 a 1535. Fue la que realmente inició la
organización política, económica y social del reino, inspirándose en algunos de
los ideales de Hernán Cortés. Su autoridad no se limitaba a Nueva España, sino
que abarcaba también lo que hoy son Honduras, Guatemala, Cozumel y la península
de la Florida.
Los oidores establecieron la división entre la
República de Españoles y la de Indios, siendo ésta una forma de gobierno en la
que los indígenas elegían a sus propias autoridades, quienes a su vez eran
supervisadas por la Audiencia. También tuvieron gran interés en establecer una
nueva forma de educación, sobre todo a través del nuevo Colegio de Santa Cruz
de Tlatelolco, abierto para criollos, mestizos e indígenas.
Bajo la autoridad de la Audiencia, Cortés y
otros capitanes prosiguieron tanto la exploración como la conquista del
territorio, se construyeron vías de transporte comercial, y se fundaron
ciudades como Puebla, San Juan del Río y Querétaro; entre otras.
En 1535 la Corona española decidió instituir
el virreinato como forma de gobierno, de la que era una de sus más importantes
colonias americanas. Ver Mapa 4.
Mapa 4
El virrey concentraría una gran autoridad pues
reunía en una sola persona los siguientes cargos:
a)
Presidente de la Audiencia;
b) Capitán
General de las milicias;
c) Superintendente de la
Real Hacienda, vigilante de los ingresos y gastos del reino;
d)
Vicepatrono de la Iglesia, es decir supervisor de los curatos.
e)
Gobernador General.
La duración en el puesto variaba
entre tres y cinco años por lo regular, y al final del mandato se le sometía a
un juicio de residencia. La misión fundamental de virrey era procurar el
progreso y el orden de la República de españoles, y al mismo tiempo que se
diera buen trato, instrucción y evangelización a los indios. Dependían
directamente de la autoridad virreinal tanto los alcaldes mayores como los
menores, los corregidores, los gobernadores internos y otros funcionarios
menores. El primero en ocupar tan elevado cargo fue Antonio de Mendoza.
Las poblaciones de españoles podían tener
aparte sus autoridades electas o ayuntamientos, como fue desde el principio en
Veracruz y la Ciudad de México. Esta forma de gobierno local autónomo se
conservó hasta muy avanzado el siglo XVIII, cuando se instituyeron las nuevas
provincias internas e intendencias.
En enero de 1548, tras la exitosa represión
contra grupos de chichimecas rebeldes, se fundó la Audiencia de Nueva Galicia o
Guadalajara, que aunque dependía de la de Nueva España, controlaba directamente
extensos territorios del Occidente y el Norte.
3.
La economía novohispana.
Agricultura.- El sistema de propiedad
comunal indígena fue respetado en parte y sancionado de acuerdo a la
legislación española. Los tributos acostumbrados por los indígenas se siguieron
cobrando, pero a nombre del Rey de España.
Por
otra parte, surge el sistema de propiedad privada, mediante el otorgamiento de
mercedes reales, títulos de propiedad de la tierra, por parte de la Corona a
algunos conquistadores distinguidos.
Las
mercedes reales fueron el origen legal de las haciendas y de los ranchos. Las
haciendas fueron grandes propiedades explotada al modo de un señorío o bien de
una empresa; y los ranchos fueron pequeñas propiedades en explotación familiar.
Se
mantuvieron los cultivos tradicionales prehispánicos, se introdujeron nuevas técnicas; tanto el
arado como la yunta de bueyes; productos
procedentes de otras latitudes, por
ejemplo: la papa, el trigo y el arroz; entre otros.
Ganadería.- Era una actividad
completamente nueva en el territorio, y floreció principalmente en grandes
haciendas estancieras tanto del norte como de la costa del Golfo de México. A
excepción del guajolote, las aves de corral, el ganado bovino, equino porcino y
ovino se trajeron de Europa.
Minería.- A mediados del siglo XVI se
encontraron en las inmediaciones de Guanajuato los primeros yacimientos de
plata, y más tarde aparecieron también en Zacatecas y otros puntos. Dado que la
tradición legal española señalaba que las riquezas del subsuelo estaban bajo la
soberanía directa del monarca (no del propietario privado del terreno
superficial), la explotación de los yacimientos requería de un permiso
especial, llamado real de minas. Este se otorgaba a cambio de la obligación de
pagar un impuesto llamado quinto real.
Durante
los siglos XVI y XVII las autoridades españolas daban más importancia a las
minas sudamericanas, por lo que el desarrollo minero en Nueva España fue
inestable.
El
mineral de plata se procesaba en las haciendas de beneficio, y la producción se
controlaba a través del suministro del azogue o mercurio, elemento
indispensable para el proceso de purificación, cuya venta era privilegio
exclusivo del Rey.
Industria.- Se establecieron talleres
artesanales y obrajes en todos los poblados importantes del reino. Estos
últimos fueron talleres artesanales, en
donde los presos realizaban trabajos
forzados. Su desarrollo fue moderado, excepto en el ramo textil. Paulatinamente
se adoptaron algunas innovaciones técnicas como los telares mecánicos, la maquinaria y herramienta tenían que
traerse de Europa.
Comercio.- El intercambio entre las
distintas regiones del reino era escaso, debido tanto a la relativa
autosuficiencia de las haciendas como a la precariedad de los caminos y
transportes. Empero, el comercio de ultramar cobró importancia
rápidamente, se organizó mediante el
sistema de flotas, que bajo el argumento de proteger a la navegación comercial
de los piratas, resultaba ampliamente favorable al control monopólico del
comercio. En torno del Consulado de la Ciudad de México se constituyó un
poderoso grupo de comerciantes que acaparaban las ganancias del tráfico dentro
del reino y formaron de hecho el núcleo de las clases privilegiadas
novohispanas.
Régimen de trabajo.- Durante el siglo XVI
muchos indígenas cayeron en una especie de servidumbre a través del sistema de
encomienda, que era la asignación tanto obligatoria como gratuita de un pueblo
de indios a un patrón español, a cambio solamente de “protección” y
evangelización. Sin embargo, las encomiendas se fueron extinguiendo a lo largo
del siglo, precisamente porque la Corona deseaba evitar la formación de una
clase de “señores feudales” novohispanos.
En el
siglo XVII se adoptó el sistema de repartimiento, o asignación temporal
remunerada de trabajadores indígenas a los patrones españoles. Esta forma de
trabajo asalariado originó poco a poco el peonaje, o trabajo asalariado en
apariencia libre pero que en realidad
tendía a sujetar al peón perpetuamente en la hacienda.
Además,
en numerosos núcleos indígenas continuó existiendo el régimen comunal, y por
otra parte se importaron algunos miles de esclavos africanos. En las ciudades
hubo también talleres u otros negocios con trabajadores libres a sueldo.
4.
La Sociedad colonial.
La población de Nueva España estaba
compuesta por diversos grupos, producto del mestizaje entre los mismos:
indígenas, españoles peninsulares y criollos, africanos y asiáticos.
a) Indígenas. De acuerdo con las
investigaciones de Borah y Cook, esta población se redujo drásticamente durante
el siglo XVI, de unos 6 millones a menos de 1 y medio, por una combinación de
factores como las guerras de conquista, la emigración de quienes no aceptaban
el dominio, el mestizaje racial, la explotación en el trabajo y las graves
epidemias de enfermedades traídas por los europeos; por ejemplo la sífilis, la
viruela y el tifo.
b) Españoles. Se concentraron sobre todo
en ciudades medianas y grandes; como Mérida, León, Guanajuato y Guadalajara,
entre otras. Al principio, sólo los peninsulares tenían privilegios económicos,
políticos, sociales y eclesiásticos. En el transcurso de las décadas algunos
descendientes criollos se integraron al núcleo de la clase dominante.
c) Africanos. Cédulas reales promulgadas
en 1508 autorizaban a darles trato de esclavos. Nunca fueron muy numerosos, y
se concentraron sobre todo en las zonas tropicales de lo que hoy son Veracruz,
Guerrero Oaxaca y Morelos.
d) Asiáticos. Llegaron al reino por las
relaciones económicas y sociales que se establecieron con el Oriente a raíz de
la conquista española de las Islas Filipinas.
Las
diversas mezclas raciales entre los anteriores grupos se conocieron con el
nombre de castas, sufrían tanto el
desprecio como el racismo que padecían en mayor o menor grado todos los que no
eran considerados blancos, ya fueran criollos o peninsulares. Esquemáticamente,
las clases sociales pueden agruparse en tres grandes niveles:
NIVELES INTEGRANTES
Dominantes Hacendados, dueños de minas y
grandes comerciantes,
invariablemente peninsulares o criollos.
Medias
Rancheros,
comerciantes, profesionistas o artesanos,
generalmente criollos o mestizos.
Explotadas Trabajadores manuales, peones,
mineros, comuneros;
indígenas, mestizos, africanos, asiáticos o integrantes de
las castas
Iglesia y
religión.- Para los conquistadores españoles, las campañas en América eran,
también, una ferviente cruzada religiosa, para predicar a los indígenas un
evangelio que evidentemente desconocían, y así hacer posible su redención
cristiana. La Corona encargó esa importante labor al Regio Patronato de Indias.
Las cuatro
órdenes religiosas de frailes que llegaron al Nuevo Mundo para tratar de
cristianizar a los indios: fueron: franciscanos (1524), dominicos (1526),
agustinos (1533) y jesuitas (1572). Además, acudieron numerosos sacerdotes del
clero secular, y algunos frailes de otras órdenes.
Los
misioneros cristianos no solamente se ocuparon de predicar los dogmas
religiosos, sino también de estudiar, y a veces destruir, la cultura pagana de
los indígenas, impulsar la labor educativa a través de la fundación de diversos
colegios, crear y sostener hospitales, fomentar la modernización de las labores
agrícolas y emprender la construcción de templos (con su consiguiente labor
artística). Algunos de los religiosos, como fray Bartolomé de las Casas,
defendieron con ahínco la dignidad humana de los indios contra los abusos de
una sociedad fuertemente racista.
La Iglesia
Católica fue una institución de gran prestigio social, riqueza material e
influencia política. El arzobispo de la Ciudad de México era normalmente un
personaje de gran relevancia que podía
rivalizar con la autoridad del virrey, e incluso a veces sobreponerse a
ésta. El Tribunal de la Inquisición funcionó prácticamente durante los tres
siglos de la colonia, pero su actividad no fue tan intensa como en Europa.
Antes de bautizarse, los indios no podían ser objeto de su jurisdicción.
El
catolicismo fue aceptado con relativa facilidad por la mayoría de los indígenas,
fue la única religión permitida en la Nueva España. Sin embargo, no dejó de combinarse
con las tradiciones y creencias de origen mesoamericano, dando lugar a formas
de culto tanto sincrético como original, tal es el caso de la devoción a la
virgen del Tepeyac; así como a otros santos.
5. Las reformas borbónicas.
A principios del siglo XVIII ascendió al
trono español la familia de los Borbón, que ya desde tiempo atrás reinaban en
Francia. Poco a poco, estos nuevos gobernantes comenzaron a introducir una
serie de cambios políticos y administrativos que en conjunto se conocen como
las reformas borbónicas, cuyo principal
personaje fue el rey Carlos III, quien reinó de 1759 a 1788. En lo que se
refiere a sus colonias americanas, los objetivos de las reformas eran:
a)
reforzar el control político, eliminando o
debilitando la influencia que las élites criollas habían ganado a lo largo del
período virreinal;
b)
mejorar el sistema administrativo-fiscal, para
obtener tanto mayores impuestos como beneficios de las colonias; y
c)
extraer más materias primas de las colonias y
fomentar en ellas la compra de manufacturas españolas, de modo que
Hispanoamérica apoyara eficazmente el crecimiento tanto manufacturero como
comercial de España.
Entre las principales reformas borbónicas,
merecen destacarse las siguientes:
1)
Revisión de los nombramientos de virreyes y oidores,
procurando eliminar a los criollos o a los amigos y parientes que permitían la
influencia de aquéllos;
2)
Creación, en 1786, de un nuevo sistema de
división territorial por intendencias, cuyos titulares o intendentes, eran
nombrados directamente por la Corona y debían moderar la excesiva concentración
de poder en manos de los virreyes. Ver Mapa 5
Mapa 5
3)
Creación o ampliación del sistema de estancos o
monopolios reales, es decir, la exclusividad tanto de la producción como de la
comercialización de ciertos productos en favor de la Corona, como fue el caso
del azogue o mercurio indispensable para la purificación de la plata el tabaco, la pólvora y los naipes.
4)
Supresión o combate de los monopolios
comerciales privados.
5)
Modernización en los sistemas para cobrar y
administrar impuestos.
6)
Intento de contener la expansión de las
haciendas privadas.
7)
Fomento de la educación técnica; por ejemplo,
creación del Colegio de Minería.
En su conjunto, estas
medidas motivaron poco a poco el descontento de gran parte de la población
novohispana, ya que atacaban los intereses de la élite blanca colonial, sin
apenas ocuparse de la mejoría de las clases populares. Además, se aplicaron con
un autoritarismo que, como en el caso de la expulsión de la orden de los
jesuitas en 1767, se vio entre la población de la Nueva España como despótico e
injusto.
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