sábado, 24 de enero de 2015

Unidad IV: La segunda república federal y el segundo imperio (1856-1867).



1.   La revolución de Ayutla, la reforma y la Constitución de 1857

Los liberales organizaron un nuevo alzamiento. En marzo de 1854 Ignacio Comonfort y Juan Álvarez proclamaron el Plan de Ayutla, en el actual Estado de Guerrero. En dicho documento se llamaba al pueblo a derrocar al General Santa Anna. Los liberales trataban de aprovechar el amplio descontento generado por los abusos y torpezas de Santa Anna para arrebatar el control político del país a los conservadores.
El texto del Plan:
-          Denunciaba los excesos dictatoriales del régimen santanista.
-          Invitaba al pueblo a luchar para derrocarlo y proclamaba que las instituciones liberales eran las únicas que convenían a México.
-          Proponía la elección de un nuevo presidente que iniciara la reforma liberal, y la convocatoria de un nuevo Congreso Constituyente.
A pesar de señalar con énfasis los males que había provocado la dictadura, afirmaba que se otorgarían las más amplias facultades al nuevo presidente para reformar todos los ramos de la administración pública. A la dictadura conservadora se quería oponer una “dictadura liberal”.
Santa Anna realizó varias expediciones contra los liberales, que controlaron desde el principio gran parte de Michoacán y Jalisco. Aunque Santa Anna celebró supuestos triunfos militares, en realidad no pudo vencer a un movimiento cada vez más generalizado. El caudillo, desprestigiado, se retiró nuevamente del país a finales de 1855. Aunque muchos años después regresó al país, el triunfo de la revolución de Ayutla puso fin a su carrera política.
Los conservadores, abandonados por quien hasta entonces había sido su caudillo más enérgico, trataron de negociar con los liberales. El Gral. Martín Carrera ocupó la primera magistratura durante breve tiempo, pero los liberales no se dejaron engañar. El Gral. Juan Álvarez ocupó la presidencia de la República en octubre de 1855, estableciéndose durante corto tiempo en la capital
El régimen liberal tuvo que afrontar la oposición activa de los conservadores. Entre los núcleos de rebeldía anti-liberal destacaba la Sierra Gorda, Querétaro, donde el indio Tomás Mejía sostendría durante más de una década la lucha contra los principios políticos y contra la promoción de la propiedad privada capitalista que llevaban a cabo los liberales.

Las leyes de reforma y la Constitución de 1857
El Gral. Álvarez anhelaba retirarse a su cacicazgo en Guerrero, por lo que Ignacio Comonfort lo sustituyó en la presidencia a partir de diciembre de 1855. Tanto Álvarez como el Gral. Comonfort formaron sus gabinetes con hombres de ideas liberales y de gran inteligencia y preparación: Melchor Ocampo, Benito Juárez, José María Lafragua y Miguel Lerdo de Tejada, entre otros. Estos gobiernos dictaron leyes que desataron la ira de los conservadores. Las más importantes de aquéllas fueron las siguientes:
a) Ley de administración de Justicia y orgánica de los tribunales de la Federación,  (noviembre de 1855) comúnmente llamada “Ley Juárez”, por haber sido redactada por el abogado originario de Guelatao. Este código, que trataba de reorganizar el poder judicial de la nación, establecía el principio de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, suprimiendo todos los tribunales “especiales”; privilegiados, de comercio, de hacienda, etc, y ordenando que los tribunales civiles y eclesiásticos sólo se ocuparan específicamente de las faltas a la disciplina de sus respectivos cuerpos, es decir, sin poder tratar asuntos civiles o delitos comunes.
b) Decreto de desamortización de fincas rústicas y urbanas de corporaciones civiles y eclesiásticas  (junio de 1856), comúnmente llamado “Ley Lerdo”. Obligaba tanto a la iglesia católica como a las comunidades indígenas y otras instituciones, como la Real y Pontificia Universidad, a desprenderse de los bienes raíces que poseían mediante su venta o su reparto entre los particulares que fueran sus arrendatarios. De acuerdo con las ideas liberales, una condición indispensable para el progreso económico del país era que todas las tierras fueran de propiedad privada, a fin de que las adquirieran quienes pudieran y quisieran dedicarlas a la agricultura o a otras labores productivas. Los pueblos de indios conservaban sus tradiciones y costumbres produciendo sólo lo indispensable para su propio mantenimiento. Los liberales consideraban que únicamente cuando todas esas tierras se dedicaran a cultivos rentables podría superarse el estancamiento de la economía.
c) Ley orgánica del Registro Civil (enero de 1857) que establecía la autoridad civil en materia de nacimientos, matrimonios y defunciones, desplazando a la iglesia católica.
d) Ley sobre derechos y obvenciones parroquiales, (abril de 1857) también conocida como “Ley Iglesias” (por José María Iglesias; su redactor). Quitaba a la iglesia católica la posibilidad de exigir  los diezmos y demás contribuciones de sus fieles, dando a éstos la libertad de contribuir o no voluntariamente, según sus posibilidades o devoción.
Durante el año de 1856, y de acuerdo con el compromiso del Plan de Ayutla, se convocó un congreso para elaborar una nueva constitución. El 5 de febrero del año siguiente se promulgó la que comúnmente llamamos Constitución federal de 1857, en la que se adoptaba la forma de república federal, democrática y parlamentaria, correspondiendo al poder legislativo mayor autoridad que al ejecutivo y al judicial. La nueva constitución consagraba casi todas las libertades individuales (excepto la de cultos, que los liberales moderados temían proclamar) e incorporaba los preceptos de las leyes “Juárez” y “Lerdo”. La iglesia católica rechazó abiertamente este código y amenazó con la excomunión a los que juraran cumplirlo, por lo que se hizo inevitable un violentísimo enfrentamiento entre liberales y conservadores.
En diciembre de 1857 los conservadores, encabezados por Félix Zuloaga, se levantaron en armas con el Plan de Tacubaya, que:
-          declaraba anulada la Constitución Federal,
-          mantenía como presidente a Comonfort y
-          anunciaba que se convocaría a otro Congreso Constituyente.

Comonfort, ya atemorizado por los levantamientos anteriores, aceptó inicialmente el Plan de Tacubaya e incluso permitió el encarcelamiento de importantes liberales puros como Benito Juárez, que era el Presidente de la suprema Corte de Justicia. Los liberales reaccionaron a su vez: Comonfort se arrepintió, liberó a Juárez y renunció a la presidencia. De acuerdo con la constitución, esa función correspondía automáticamente al presidente de la Suprema Corte de Justicia, y en consecuencia Juárez tomó posesión.
El país se dividió entre aquéllas regiones que reconocían como presidente al conservador Félix María Zuloaga, aunque un año más tarde fue sustituido por el  joven General Miguel Miramón y los estados que se mantuvieron fieles a la nueva constitución, y por lo tanto a la autoridad de Juárez. Se inició entonces la guerra de reforma  o de tres años (dic. 1857 - dic. 1860).
La posición liberal se fue fortaleciendo poco a poco. Juárez comenzó a dictar una nueva serie de leyes, normalmente conocidas como “de reforma”. Las más importantes de éstas decretaban:
a)    la nacionalización de los bienes de la iglesia (julio, 1859), para tratar de impedir que con éstos se siguieran financiando las campañas de los conservadores;
b)    la secularización de los cementerios;
c)    la absoluta separación entre los asuntos civiles y eclesiásticos (agosto, 1859);
d)    la supresión de las órdenes monásticas;
e)    la obligatoriedad del Registro Civil; y
f)     la plena libertad de cultos (diciembre de 1860).
Estas leyes son de gran importancia, sobre todo en el aspecto económico, pues al parecer, el interés por apropiarse de las tierras que se le quitaban a la iglesia, motivó a numerosos rancheros y hacendados en favor del gobierno constitucionalista.
Después de sus fracasos militares ante Veracruz, sede del gobierno constitucionalista, la situación económica del gobierno de Miramón empeoró rápidamente. Juárez confió el mando de sus tropas a Jesús González Ortega e Ignacio Zaragoza, quienes comenzaron a obtener importantes triunfos sobre los conservadores. Guadalajara, Guanajuato y otras ciudades del centro de México fueron cayendo bajo la autoridad constitucionalista. Finalmente, en diciembre de 1860 se enfrentaron las fuerzas de González Ortega y de Miramón en Calpulalpan, Estado de México. Los conservadores fueron completamente desbaratados. Miramón se ocultó en la ciudad de México y posteriormente huyó a Cuba. Ver Mapa 8.
Mapa 8


Las tropas liberales ocuparon de inmediato la Ciudad de México y el gobierno de Juárez regresó triunfante a la capital en enero de 1861.

2.   El Convenio de Londres y la Alianza Tripartita
Al recuperar el control de la Ciudad de México, el gobierno liberal constitucionalista de Juárez enfrentó problemas gravísimos: ruina del erario, resistencia de la Iglesia católica así como la  permanencia en pie de lucha por parte de conservadores como Leonardo Márquez. Resultó difícil restablecer el cumplimiento de la Constitución de 1857, pero logró convocar a elecciones presidenciales y del Congreso.
Juárez fue electo presidente constitucional en 1861. El Congreso se reinstaló, pero al discutir las iniciativas del presidente entorpeció las tareas del gobierno. Márquez y otros conservadores causaron grandes molestias en diversas regiones. Lograron eliminar a algunos liberales ilustres como Melchor Ocampo, Santos Degollado y Leandro Valle en el mes de junio. El gobierno no podía pagar ni sus gastos más urgentes: unos 25 000 soldados y aproximadamente 2 000 burócratas. Menos aún podía cumplir el pago de la deuda con el exterior.
En julio de 1861 Juárez decretó el aplazamiento por dos años del pago de lo que se debía a Gran Bretaña, una cantidad superior a los $ 80 millones y a España; cerca de $ 10 millones. Además, el imperio francés de Napoleón III reclamaba el pago de diversas sumas, incluyendo más de $ 2 millones que el banquero suizo Jecker había prestado al gobierno de Miguel Miramón durante la Guerra de Reforma. Al enterarse del decreto de moratoria, las tres potencias retiraron a sus diplomáticos de México y se aliaron. Firmaron la Convención de Londres en octubre de 1861, para reclamar el pago por medio de la fuerza armada si fuera necesario. El documento estipulaba que no se intentaba obtener territorios ni otras ventajas de México, como tampoco cambiar o influir sobre su forma de gobierno: sin embargo, ni el emperador de los franceses ni la reina de España eran sinceros en esa aclaración. Sus tropas ocuparon Veracruz en diciembre de 1861.

3.   La intervención francesa y el segundo imperio mexicano
Napoleón III tenía en realidad el propósito de intervenir en México para establecer un gobierno que le facilitara el acceso a las riquezas naturales, y al mismo tiempo pusiera freno al expansionismo de los Estados Unidos (aprovechando la guerra civil que había estallado en aquella nación). José María Gutiérrez de Estrada y otros conservadores mexicanos habían obtenido la ayuda de Napoleón III para realizar al fin su proyecto de establecer en México una monarquía con un príncipe europeo.
Por su parte, Juárez nombró al sagaz Manuel Doblado como ministro de Relaciones Exteriores para que negociara con los representantes extranjeros, presididos por el español Juan Prim. Doblado logró que se reconociera implícitamente la legitimidad del gobierno mexicano al firmarse los Preliminares de la Soledad en enero de 1862. En ellos México admitía la ocupación pacífica de algunas poblaciones mientras se negociaba. También convenció a británicos y españoles de aceptar la moratoria y retirarse. Los franceses terminaron por desconocer los “Preliminares” para avanzar sobre la ciudad de México.
El Ejército de Oriente, comandado por el General Ignacio Zaragoza, rechazó al invasor en Puebla el 5 de mayo de 1862, retrasando los planes de Napoléon durante  todo un año, mismo que resultaría valiosísimo para la resistencia republicana. Más de treinta mil franceses, austriacos y belgas reemprendieron la expedición. Tomaron Puebla en mayo de 1863. Prosiguieron hasta ocupar la capital de México y a mediados de 1864 controlaban casi todas las ciudades importantes del país.
El Congreso republicano se había disuelto, otorgando al presidente Juárez facultades extraordinarias para proseguir la defensa tanto de la soberanía como del régimen republicano. Juárez retrocedió sucesivamente a Querétaro, San Luis, Monterrey, Saltillo, Chihuahua y Paso del Norte (en la frontera con los Estados Unidos de América), mientras las fuerzas de Porfirio Díaz, Mariano Escobedo, Ramón Corona, José María Arteaga y otros jefes se enfrentaban a los franceses y a sus aliados conservadores.

5. Causas y trascendencia del triunfo liberal de 1867.
En mayo de 1864, el archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo aceptó el ofrecimiento de la corona imperial de México que le hizo una comisión por boca del hacendado yucateco José María Gutiérrez de Estrada. La elección de Maximiliano se debió en parte al deseo de los conservadores de ser gobernados por un descendiente de Carlos I, rey de España cuando ésta conquistó México, y en parte a que Napoleón III quería fortalecer su amistad con el emperador de Austria Francisco José, hermano del nuevo monarca. Maximiliano tuvo que firmar de inmediato el Tratado de Miramar; el 10 de abril de 1864, mismo que le obligaba a realizar elevados pagos a cambio del apoyo militar francés.
Durante tres años, el imperio de Maximiliano, sostenido tanto por el cuerpo expedicionario francés como por los restos de las fuerzas conservadoras mexicanas, se batió contra las tropas dispersas y guerrillas que defendían la plena independencia del país, la Constitución de 1857 y el gobierno del presidente Juárez. La lucha se decidió finalmente en favor de los republicanos por:
a)    La tenacidad de la resistencia liberal. Aún cuando en el inicio gran parte de la población civil aceptó pasivamente el régimen monárquico, los excesos represivos de las tropas extranjeras poco a poco fueron motivando a más mexicanos de todos los niveles socioeconómicos a unirse contra el imperio.
b)    La firmeza del gobierno republicano, que se conservó como símbolo de autoridad y soberanía, a pesar de las derrotas y deserciones que sufrían sus tropas. Juárez y sus ministros Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias estaban convencidos de que el imperio no se sostendría sin el apoyo de las fuerzas extranjeras, y de que éstas no podrían permanecer indefinidamente en México.
c)    Las dificultades financieras y políticas de Napoleón III. Hacia 1866 era ya creciente el peligro de una guerra contra Prusia, potencia militarista que ansiaba unificar a todos los alemanes, amenazando los intereses de Francia. La posibilidad de esa guerra apresuró la evacuación de las tropas francesas en México.
d)    La decidida hostilidad del gobierno de los Estados Unidos, triunfante en 1865 de su guerra civil, contra la presencia europea y un gobierno monárquico en México.
e)    La inestabilidad y tropiezos constantes del gobierno monárquico. Maximiliano trató de mantener las leyes liberales, lo que de inmediato causó la decepción de los conservadores. La hacienda pública del imperio jamás pudo organizarse sanamente. Maximiliano procuró mantener alejados del país a los notorios conservadores Márquez y Miramón, e hizo muy poco por establecer un ejército propio.
Desde mediados de 1866 los franceses se retiraban, y las tropas republicanas se reagrupaban, ganando terreno con rapidez. Quedaron apenas unos trece mil soldados mexicanos, austríacos y belgas para sostener el imperio, frente a unos sesenta mil republicanos.
Entre marzo y junio de 1867, tres ejércitos republicanos, bajo el mando conjunto del neoleonés Mariano Escobedo, coparon a Maximiliano y ocho mil imperialistas en Querétaro. Mientras, las fuerzas de Porfirio Díaz recuperaron las ciudades de Puebla y México. Tanto Maximiliano como varios de sus generales fueron capturados y sometidos a juicio con arreglo a la drástica ley del 25 de enero de 1862, dictada por Juárez para castigar a los enemigos de la república. Maximiliano, Miramón y unos cuantos conservadores imperialistas fueron ejecutados entre junio y julio de 1867. Ver Mapa 9.

Mapa 9


Este triunfo de los liberales tuvo una doble trascendencia histórico-política, ya que por una parte consolidó definitivamente la independencia nacional, y por la otra resolvió en favor de las instituciones liberales republicanas la lucha que habían sostenido contra el monarquismo conservador por décadas.

6.   Gobiernos civiles de Juárez y Lerdo.
El gobierno republicano volvió a establecerse en la ciudad de México en julio de 1867. La ruina del bando conservador era absoluta, y sin embargo las tareas del régimen liberal se antojaban imponentes:
a) hacer plenamente efectiva la vigencia de la Constitución de 1857;
b) restablecer la hacienda pública y reiniciar el progreso material del país;
c) organizar la educación pública;
d) reformar al ejército como condición indispensable para consolidar la ansiada paz interna;
e) rehacer en lo posible las relaciones y el crédito exterior del país.
Los principales logros del penúltimo período presidencial de Juárez fueron los siguientes:
a) En agosto de 1867 se convocó a elecciones presidenciales y del Congreso. Juárez propuso junto con los comicios una consulta popular para que se autorizara la creación del Senado (o “cámara alta” del Congreso). Con esta medida pretendía crear un contrapeso a la Cámara de Diputados para impedir que sus constantes discusiones entorpecieran la labor del Poder Ejecutivo. La idea fue mal recibida por la prensa y la mayoría de los políticos liberales: el pueblo en general se abstuvo de votar. De todos modos, Juárez fue electo nuevamente como mandatario constitucional para el período 1867-1871, así el nuevo Congreso quedó instalado. Las libertades ciudadanas esenciales fueron respetadas.
b) El ministro de Hacienda José María Iglesias enmendó en algo la situación de la hacienda pública. Consiguió eliminar todas las reclamaciones por los préstamos y gastos ejercidos por el Imperio de Maximiliano. Redujo la deuda externa de 450 millones de pesos a sólo 84 millones. Reorganizó la recaudación de impuestos anulando las facultades extraordinarias que se habían otorgado a los jefes militares. Formuló y mantuvo un presupuesto suficiente para pagar tanto al ejército como a los mandos políticos superiores. Sin embargo, la burocracia en general no mejoró sus ingresos, ni quedaron fondos disponibles para la promoción del crecimiento económico. El país seguía tanto empobrecido como descapitalizado: los hacendados y comerciantes ricos en general no deseaban arriesgarse a emprender inversiones importantes.
En la agricultura, actividad básica de la economía nacional, comenzó a acelerarse el proceso de concentración de la propiedad de la tierra en favor de los hacendados, a costa de las propiedades nacionalizadas a la Iglesia católica y de la parcelación forzada de las tierras comunales de los pueblos de indios; la diversificación y modernización técnica de los cultivos fue escasa o nula. La industrialización hizo sus primeros progresos y hasta surgieron los primeros “sindicatos”, que se agruparon en el Gran Círculo de Obreros de México (1872). Se inició la construcción de los ferrocarriles, su primera ruta fue de la Ciudad de México al Puerto de Veracruz. Se dependía en gran medida de escasas inversiones y préstamos extranjeros que se pudieron conseguir.
c) Se promulgó una nueva Ley de Instrucción Pública que hizo obligatoria la primaria. El Gobierno comenzó a abrir escuelas oficiales y laicas. La Escuela Nacional Preparatoria, creada en 1867 por decreto del presidente Benito Juárez, inició sus labores en febrero de 1868 bajo la dirección de Gabino Barreda.
d) El ejército se redujo de 60 mil a 28 mil hombres, iniciando su profesionalización.
En 1871 Juárez volvió a reelegirse en medio de crecientes protestas. El general Porfirio Díaz se levantó en armas por medio del Plan de la Noria, el 8 de noviembre de 1871, contra el General Díaz y fracasó. Sin embargo, Juárez murió víctima de un mal cardíaco en julio de 1872.



El gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada
De acuerdo con las disposiciones de la Constitución de 1857, al morir Benito Juárez la presidencia provisional correspondió al titular de la Suprema Corte de Justicia: Sebastián Lerdo de Tejada. Además de ser uno de los ministros que se mantuvieron fieles a Juárez durante los años de guerra contra conservadores, franceses e imperialistas, Sebastián Lerdo de Tejada tenía gran prestigio como orador y funcionario capaz.
Al poco tiempo, se organizaron nuevas elecciones, y Lerdo de Tejada resultó electo como presidente constitucional para el período 1872-1876. Su trabajo continuó en general los principios y propósitos ya defendidos y practicados por Juárez.
En el aspecto económico, la administración Lerdo prosiguió los esfuerzos para sanear la hacienda pública, después de más de medio siglo de desorden y bancarrota, así como para fomentar la inversión productiva tanto nacional como extranjera. En 1873, logró completar la construcción de la vía ferroviaria: Ciudad de México - Puerto de Veracruz. Intensificó la modernización de algunos puertos y amplió notoriamente la red de telégrafos. Algunas inversiones inglesas comenzaron en pequeña escala la reactivación de la minería. Proseguía la expansión de las haciendas.
En el aspecto social, Lerdo anhelaba establecer las condiciones de paz, seguridad, educación pública y prosperidad económica necesarias para el crecimiento demográfico, que entonces se juzgaba indispensable para el engrandecimiento de la nación. Sin embargo, los levantamientos armados de caciques o militares inconformes, las epidemias, el lento progreso de la economía y la tradicional pobreza de las mayorías resultaron obstáculos insuperables a corto plazo. Se dictaron algunas leyes para moderar la explotación contra los peones de hacienda, pero resultaban cada vez más difíciles de cumplir frente a la creciente riqueza e influencia de los hacendados.
El movimiento obrero de la naciente industria se hizo sentir con más de una docena de huelgas registradas en el cuatrienio de Lerdo de Tejada.
En el aspecto  político, Lerdo trató de consolidar la paz interna, que nuevamente se había visto perturbada por quienes se habían rebelado contra la última reelección de Juárez. Se dictó una Ley de Amnistía o perdón para los sublevados. Se persiguió a los caciques regionales. El principal de ellos, Manuel Lozada, que desde los años de la intervención se había adueñado de gran parte de Nayarit, fue capturado y ejecutado por las fuerzas gobiernistas: otros continuaron resistiendo. Pese a los deseos de paz y orden de la población civil, caciques y caudillos orillaron a Lerdo de Tejada a suspender las garantías individuales en diversos períodos de su mandato. Por otra parte logró el establecimiento de la Cámara de Senadores, que Juárez había propuesto sin éxito, así como la incorporación definitiva de las Leyes de Reforma a la Constitución de 1857. Lerdo de Tejada fue aún más estricto que Juárez en lo referente al control del clero católico.


Registro-SEP-INDAUTOR    03-2015-01-2310480300-01
  Unidad III
Índice
Unidad V